viernes, 5 de noviembre de 2010

Svoboda, el enganche que casi vence a Mussolini

Selección de Checoslovaquia en el Mundial de 1934

         El Mundial de Italia de 1934 no fue un Mundial común y corriente. Además de ser el primer torneo del mundo en Europa, el aparato político del anfitrión estaba gobernado por Benito Mussolini, un abominable dictador y maestro de Adolf Hitler. Las injusticias provocadas en el campeonato fueron obvias, como la designación del árbitro sueco Iván Eklin, quien en semifinales había decretado un gol para Italia luego de un claro fuera de juego, para dirigir la final.


        Dicho partido lo disputó Italia frente a Checoslovaquia. El clima era festivo por un lado, y tenso por el otro. Mussolini había sido claro en el mensaje: “Italia debe ganar este campeonato a como dé lugar. No es una sugerencia, general, es una orden que no voy a consentir que se desobedezca”. Nadie sabrá lo que hubiese pasado si Checoslovaquia hubiese sido el campeón.

        En la selección checa jugaba Frantisek Svoboda, un elegante enganche que poseía una técnica y una habilidad impresionante. El escenario de uno de los capítulos mas increíbles de la historia del fútbol fue el Stadio Nazionale PNF Roma.

        El primer tiempo terminó igualado en cero. En el vestuario italiano hubo amenazas, de parte de Il Duce para con los jugadores y el cuerpo técnico. Una mezcla de nerviosismo y desesperación reinaba en el local. ““No me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal”, les había dicho Vittorio Pozzo, entrenador de Italia, a sus dirigidos antes de que vuelvan al campo de juego.

        El nerviosismo creció cuando a los 70 minutos, Checoslovaquia se ponía adelante en el marcador. Este partido hubiese sido una dura derrota para el fascismo, pero el destino no quería que sea así. A los 73, la selección checa tuvo un tiro de su mejor jugador, Svoboda, en el travesaño. Podría haber sido la liquidación del encuentro e Italia perdería la final en su propia casa y con su propia gente. Hubiesen sido más los perjudicados, es verdad. No sólo los propios italianos la hubiesen pasado mal, qué habría pasado con los checos, y en especial con Svoboda, el talentoso enganche.

       Italia dio vuelta el encuentro a base de coraje y empuje y se coronó campeón. Justo o no, la historia marca eso. Svoboda quedará para siempre como el que pudo arrebatarle la gloria al macabro Mussolini. Estuvo cerca de darle un duro revés al aparato político que hirió a mucha gente, pero por cosas que pasan, no lo logró.

No hay comentarios:

Publicar un comentario