viernes, 1 de octubre de 2010

La pérdida del nivel futbolístico


         Esta noche arranca la novena fecha del Torneo Apertura 2010. Durante el último fin de semana se convirtieron nada más que 13 goles en los 10 partidos disputados, lo que manifiesta una clara falta de volúmen ofensivo. Esta carencia no sólo es responsabilidad de los denominados goleadores o de los delanteros sino también de los encargados de crear el juego dentro de la cancha y abastecer a los de arriba.

       El fútbol argentino se desprestigió en los últimos años en dos aspectos importantísimos. El primero es en querer ganar sin importar cómo. Todos saben que jugando bien es el camino más facil para llegar a la victoria. Pero hay que recordar que el camino que te lleva a jugar bien es el más dificil. Los técnicos cada vez tienen menos herramientas para diagramar un buen equipo. Los jugadores deambulan en los clubes y la mayoría duran, como mucho, dos temporadas en la misma institución. Esto se debe a las aspiraciones del futbolista de crecer, de querer ir a un club más grande, del anhelo de emigrar al Viejo Continente o a la urgencia del club de vender y ganar dinero.

     El enganche, el habilidoso, se destaca sobre el resto por tener esa cuota de técnica que lo hace distinto. Pero no creo que sea beneficioso para él jugar en un fútbol donde se corre, se mete, se corta y ya casi ni se juega. El número 10 necesita socios para elaborar las jugadas y en casi todos los equipos locales, la mayoría de los mediocampistas son recuperadores y no creadores. El nivel local es de medio para abajo. Se piensa mucho más en el arco propio que en el rival. En lo que va del torneo no han habido partidos atrapantes y si los hay es porque se raspa demasiado y no por el nivel de juego. En Europa no se presiona tanto como acá, y el mediocampo es como un pasaje que une un área con la otra, ya que casi ni se juega en dicha zona. En cambio, en el campeonato local, en general, el equipo que gana el partido es el que gana la mitad de cancha. 

     Una muestra fehaciente del cambio de ideología en el fútbol es el reemplazo del enganche por el doble cinco. Antes de que aparezca esta nueva moda, el volante central jugaba sólo y recorría horizontalmente el campo de juego recuperando y cortando, mientras que el volante creativo se movía delante de él y detrás de los delanteros, casi siempre iniciando el ataque. Pero en los últimos años muchos técnicos decidieron retrasar al 10 y ubicarlo al lado del cinco. Una modificacion íntegramente pensada para defender con mayor cantidad de jugadores.
    
    El conservadurismo de los DT se debe a la carente tolerancia que tienen no sólo los hinchas sino también los dirigentes. Aquí está el segundo aspecto que perdió el balompié. El fútbol argentino no conoce lo que es la paciencia. Muchos dirigentes elogian a clubes como Lanús, Estudiantes de La Plata o Vélez por su gran labor institucional pero en su propio club actúan de manera contradictoria con sus palabras. Les interesa más ganar ahora, que pensar en un proyecto de acá a cinco años. Se desprenden rapidamente de los cracks juveniles para tener dinero en el momento sin imaginar un futuro próspero.

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