miércoles, 29 de diciembre de 2010

Al mundo le falta un tornillo


          

            Cada vez que apago el televisor o cierro la última página de un periódico, siento una sensación de tristeza que me invade íntegramente el cuerpo. La ignorancia y la desinformación abundan en los medios y conducen a una sociedad a la falta de conocimiento. La palabra cultura tomó un significado ya casi insignificante. La exigencia se extinguió junto con el querer saber. "Un pueblo ignorante, es un pueblo fácil de engañar y manipular”, declaró una vez el revolucionario argentino, Ernesto "Che" Guevara.

            Hoy, un porcentaje muy alto de la población argentina formula una opinión según lo que los medios exponen. La literatura y el periodismo se divorciaron hace muchos años. No deseo un mundo perfecto. Ni tampoco que la ineptitud desaparezca. Solamente anhelo que disminuya. Es algo muy difícil cuando el emisor que más destinatarios tiene a su disposición es el que trata de mantener a una sociedad inmersa en su propio desconocimiento. No me siento un erudito ni mucho menos, simplemente aspiro a vivir en un mundo mejor. Es posible. Las aspiraciones a esta meta se me empañan cada vez que veo la "realidad", pero por suerte no se me destruyen. Debatamos, no peleemos. Todo es más simple cuando se escucha la opinión del otro aunque sea totalmente opuesta a la de uno. 

            La violencia es algo que veo todos los días. Las diferencias cada vez están más marcadas entre las personas. De los más de 200 países que existen en el mundo, sólo 25 no tienen ejército militar. "Las guerras continuarán existiendo mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos", dijo el cantante jamaiquino, Bob Marley.

 Las guerras sólo benefician a personas que no asisten a ella. Pero no quiero irme hasta ese punto tan grande. Con sólo transitar y conocer Buenos Aires me alcanza y me sobra. No hablo de la violencia a la salida de un boliche. La peor violencia es la que ejerce los medios que alimentan a la torpeza de la sociedad y después se burlan de ella como si fuese ajena. La soberbia, el egocentrismo y la facilidad para creerse superior a los demás son características esenciales de los protagonistas de "nuestra" programación televisiva. 

 Se lucha por sí mismo. Se piensa el bienestar propio y no el de al lado. El individualismo que pregonan los medios, los valores y los principios perdidos en el tiempo y una época superficial y sumamente egoísta ayuda a que ayudar se torne una molestia, cuando debería ser algo habitual. El ser humano se convirtió en una especie abrumadora y peligrosa. En vez de disfrutar lo hermoso que brinda la vida, nos alojamos en la adicción que crea el dinero y luchamos, toda la vida, por conseguirlo. Vivimos desconfiados y sin pausa. 

“Hoy se vive de prepo y se duerme apurado”, dice el tango que escribió Enrique Cadícamo y que luego Carlos Gardel lo estacionó en la eternidad. No hay tiempo para nada, la vida parece una carrera que se disputa apurado pero que nadie quiere llegar a la meta. “Hoy se llega a empeñar al amigo más fiel, nadie invita a morfar, todo el mundo en el riel”, cantaba Gardel y nos describía el mundo de esos días, características que sigue manteniendo el planeta en vísperas del 2011. 

             El dinero tomó un papel tan protagónico en el mundo, que tapa a muchas cosas lindas que habitan en el planeta. Nos detenemos permanentemente en nimiedades y en asuntos insignificantes. Los temas intrascendentes saturan los medios masivos de comunicación. Se dice que la plata no cambia a las personas, las muestra tal cuales son. Y eso es verdad. Que mejor frase para describir la desigualdad en el universo que la del periodista español, Jesús Quintero: "Vivimos en un mundo terrible. Una mitad del planeta muere de hambre y la otra mitad de colesterol.". La distribución de la riqueza es un tema que nació de la mano con el mundo. Siempre hubo pobres y ricos y siempre los habrá. La indigencia es la que me impacta. ¿Porque en vez de gastar miles de millones de dólares en aventuras espaciales no invertimos en la gente que se muere de hambre? El Mundial de Sudáfrica 2010 es un caso asombroso. Una inversión de una cifra increíble de dinero en un país donde uno de cada cinco adultos esta infectado por el virus VIH. Casi 6 millones de personas. En las zonas más precarias del país sudafricano se cree que se cura el sida teniendo relaciones con una mujer virgen.

            En el año 2000, Kofi Annan, Secretario General de Naciones Unidas en ese momento, se comprometió, en la Cumbre del Milenio, junto con 189 Jefes de Estado y Gobiernos a trabajar juntos para construir un mundo más seguro, desarrollado y ecuánime antes del 2015. A 10 años de dicha reunión, y a sólo 5 del final del plazo, la desigualdad, la pobreza y la injusticia siguen dominando el planeta Tierra. 

            Los poderosos quieren matar al pensamiento social, a la ideología independiente, nutriendo la ignorancia. Han abatido a la consciencia política en la juventud. Es muy difícil que en una reunión de adolescentes se debata de política. No conocemos nuestro propio pasado. Ignoramos nuestra propia ignorancia. Pero tengo confianza que todo va a mejorar. Que vamos a vivir en un mundo lleno de paz, libertad y amor. Si no, ¿Que sentido tendría esta vida?

viernes, 10 de diciembre de 2010

Un capitán fuera y dentro de la cancha


           
           A lo largo de los años, el deporte estuvo ligado a la política. A veces de una manera misteriosa y oscura y otras veces como método para unir a las masas. Un caso claro fue el de la Copa del Mundo de Rugby en el año 1995. Dicho torneo se disputó en Sudáfrica en medio de un ambiente bastante revuelto. El apartheid había finalizado pero todavía la democracia no se había asentado por completo. Francois Pienaar, capitán de los Springbooks en el Mundial, de a poco fue teniendo consciencia de que la selección sudafricana de rugby tenía mas responsabilidades que ganar la Copa del Mundo de 1995.

            Pienaar era el “enganche” de los Springbooks. Creció en una zona industrial al sur de Johanesburgo y a 750 kilómetros al este de Upington, llamada Vereeniging. Su padre era un trabajador en la industria del acero. Su familia no era de clase alta pero tampoco pertenecía a los sectores más pobres del país africano. A pesar de que Francois se avergonzaba del coche familiar, de los regalos que recibía en Navidad, su familia tenía una casa grande con dos criadas negras.

            "Éramos una típica familia afrikaner de clase obrera, con escasa conciencia política, que nunca hablaba de ello y se creía por completo la propaganda de entonces.", así es cómo describió Pienaar a su familia. El capitán de los Springbooks, en su adolescencia nunca se detuvo a pensar en por qué los blancos tenían más derechos que los negros. Los únicos enemigos de Francois los tenía dentro de la cancha y eran los ingleses.

            Medía 1,92 metros de altura y pesaba 120 kilos, casi todos de músculos. En 1981, los Springbooks realizaron una gira por Nueva Zelanda. Allí fue el primer contacto que tuvo el rugbier con la política. La población neozelandesa estaba dividida. Una mitad estaba eufórica debido a su pasión por el deporte y la otra intentaba boicotear cada partido que la selección sudafricana disputaba. La familia Pienaar, al ver a los policías antidisturbios aporreando a manifestantes vestidos de payasos, quedaron realmente asombrados.

            Francois se crió muy cerca del rugby y muy lejos de la política. En 1993 fue convocado para jugar con el conjunto nacional. Capitán desde el primer partido en que vistió la camiseta verde y oro, se supo ganar el cariño de la gente a base de garra y compromiso. 

             "No me pareció en absoluto el producto típico de la sociedad del apartheid. Le encontré muy simpático y tuve la sensación de que era progresista. Y había estudiado. Era licenciado en Derecho. Era un placer sentarse a charlar con él.", así se refirió Nelson Mandela, con respecto a Pienaar, luego de una reunión que mantuvieron en el despacho del presidente sudafricano.

            De a poco Francois se fue concientizando en el momento histórico en el que el destino lo había colocado. No fue sólo por él. El presidente Mandela tuvo mucho que ver en ese importante e imprescindible cambio. El líder negro sabía que el rugby era el único medio para unir a los blancos y a los negros. Pero tenía que ser en medio de una victoria, una victoria grande.

            En vísperas de la Copa del Mundo de 1995, los Springbooks habían perdido sus amistosos y no llegaban con buen ánimo al torneo más importante. Los periodistas los criticaban duramente y parecía que el sueño de Mandela, y ahora de Pienaar, se había derrumbado. En el Mundial, el primer partido contra Australia consiguieron la victoria y en ese instante se vio una luz de esperanza.


            Después de Australia vencieron a Rumania, Canadá, Samoa y Francia hasta llegar a la esperada final, frente a Nueva Zelanda. Los All Blacks no sólo tenían al mejor equipo del mundo si no que tenían al mejor jugador, Jonah Lomu. Parecía una misión imposible. Pero la relación entre negros y blancos había mejorado ampliamente y Nelson Mandela se había ganado a la gente que hacía años lo quería ver en la cárcel o hasta muerto. Todo era posible en la Sudáfrica de ese momento. 


            La final se celebró en Johannesburgo y fue victoria para los Springbooks por 15-12. Sudáfrica no había podido disputar los mundiales de 1987 y 1991 por su régimen del apartheid. Ahora parecía otra nación. Anfitrión, campeón y con una democracia en proceso de reinstauración. Al finalizar el encuentro Francois Pienaar, en una entrevista en el campo de juego, dijo que no se sintió alentado solamente por 60.000 personas sino que se sintió alentado por 43 millones.

domingo, 5 de diciembre de 2010

El famoso cordobés


Jugadores inolvidables hay muchos pero pocos a la vez. Esos que dejan sus gambetas o sus pegadas grabadas en la memoria de la gente. Esos que hacen del fútbol un arte. Esos que atraen a los ojos, llenan la boca y paralizan los corazones. Sin duda, Daniel Willington fue uno de ellos. El santafesino fue uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol nacional.  

            El público de Talleres de Córdoba fue el que lo vio nacer. Desde joven, con su estampa y su figura, pintaba para crack. Criado en la provincia cordobesa, forjó un lazo con dicho lugar que no se iba a romper jamás. Debido a esto, Daniel se transformó en “el cordobés”.

            Su época mas gloriosa la tuvo en Vélez Sarsfield, equipo con el cual se consagró campeón del Nacional 68. Junto a José Amalfitani, Don Victorio Spinetto, Carlos Bianchi y José Luis Félix Chilavert, conforma la lista de mayores ídolos de la institución. Los envejecidos hinchas del club extrañan enormemente esos momentos en los cuales Willington tomaba la pelota e inventaba genialidades. “Y ya lo ven, y ya lo ven, es el famoso cordobés”, vociferaba la tribuna local del estadio del Fortín cada vez que Daniel aparecía en el campo de juego.

            "Era un futbolista diferente, porque quebraba la cintura con la soltura de los petisos y escondía la pelota con su físico prodigioso. Y era guapo. La carta que hacía de Vélez un equipo imbatible en El Fortín. Aunque es probable que la pegada haya sido la más llamativa de sus virtudes, porque en la década del sesenta, cuando se jugaba con una pelota anaranjada mucho más pesada que la actual, reunía fuerza y precisión en una combinación letal al rematar. Una pegada de billar, cuando usaba su inteligencia y panorama para meter cambios de frente, al pie del lateral, o un pelotazo de 50 metros para dejárselas servida a sus goleadores preferidos: ‘Pichino’ Carone o el ‘Turco’ Wehbe", escribió una vez el prestigioso periodista que firmaba como Juvenal.

            Catalogado como “el mejor jugador del mundo” por Pelé, tuvo la oportunidad de enfrentarse con el crack brasileño en un amistoso entre Vélez y el Santos, en el José Amalfitani. El 6 de diciembre de 1968, el Fortín inauguraba la mejor iluminación de América en campos deportivos. El encuentro terminó 2 a 2 y el local jugó con la remera del Fluminense. El duelo del partido era Willington-Pelé, y el cordobés demostró que no tenía nada que envidiarle a O Rei. 

            Vinculado, en algún momento, con una relación amorosa con Mirtha Legrand, Daniel fue el cerebro del Vélez Campeón del Nacional 68, el primer título para la institución de Liniers en su historia. 
            En la selección no tuvo mucha relevancia. Disputó pocos partidos intrascendentes, pero dejó una anécdota que Valdano narra a la perfección:

            Dice que lo llamaron a Willington para que juegue en la selección. Viajó a Buenos Aires y llegó hasta el predio donde lo habían convocado. Cuando entró a la cancha, junto a otras dos personas, el director técnico gritó desde el centro de la cancha: ¡váyanse! ¡No pueden estar acá!. Daniel, sin decir nada, se dio media vuelta para salir del lugar. Entonces, el preparador físico le explicó al técnico, que la persona que acababa de echar era Willington, el jugador ese que la estaba rompiendo en Córdoba. Rápidamente, el D.T. intentó llamarlo sin el prepoteo del primer intercambio. Con ese andar tan particular,”El Maestro” se detuvo, giró sobre sus pasos y lo mandó a la puta que lo parió.

viernes, 3 de diciembre de 2010

La tristeza chilena


           Bielsa dejó su cargo como entrenador de la selección chilena de fútbol debido a que el español, Jorge Segovia, asumió como presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile. Ante los desiguales principios y la disconformidad, por parte del Loco, con el proyecto que presentó la nueva dirigencia, el argentino decidió dar un paso al costado.

                Este hecho desató una guerra de voces las cuales contenían diversas opiniones. En el caso se pudo ver, claramente, los manejos del poder que acechan al fútbol desde hace varios años. Harold Mayne Nicholls, ex presidente de la Asociación que maneja el fútbol de Chile, fue quien contrató a Bielsa y quien tenía muchas actitudes distintas al nuevo mandatario.

                El episodio puede relacionarse, con sus similitudes y sus diferencias, con el libro que escribió George Orwell, 1984. El texto trata sobre un mundo manipulado con habitantes sin ideas propias y sin libertad alguna. Los ideales de los seres humanos fueron duramente destruidos y viven bajo el ala de un malvado sistema denominado, paradójicamente, el Ministerio de la Verdad.

                El hecho de que Bielsa tenga que renunciar a su cargo, ante la disconformidad no sólo de los hinchas sino también de sus dirigidos, solamente porque un grupo de hambrientos de poder desea usurpar la ANFP y echar a la basura el trabajo logrado a base de sacrificio y respeto, es algo que no se debería tolerar. ¿Por qué el futuro del fútbol lo eligen unos pocos empresarios y no los verdaderos apasionados del deporte?

                El ideal de Mayne Nicholls es totalmente contradictorio con el del español. El dinero que recibían los clubes, tenía que ser destinado un porcentaje a las divisiones inferiores y otro a la infraestructura de los clubes. El objetivo principal de la gestión fue mejorar la calidad no sólo deportiva sino institucional del fútbol chileno. Ser libres para pensar te expone a las quejas de los poderosos, y los poderosos, los que tienen poder político, económico, religioso o el que sea, no hay que ser muy avispados para enterarse, casi siempre encuentran la manera de deshacerse de las piedras que les molestan en el zapato”, declaró Nicholls luego de perder las elecciones y dejaba un mensaje muy claro.

                Jorge Segovia, un dirigente español, fue inhabilitado para asumir el cargo, por el directorio de la ANFP, por ser dueño de la empresa Universidad SEK, compañía que mantiene vínculos con el club Unión Española, institución que él preside. La gestión de Segovia beneficiará a los equipos grandes quienes podrán manejar el dinero recaudado a su gusto. Casualmente, 12 equipos de Primera División votaron por Segovia mientras que tan sólo 6 eligieron a Mayne Nicholls. En la Primera B ganó Harold por 10 equipos a 4. La votación muestra claramente la preferencia por Segovia de los equipos grandes.

El español es fanático de Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, quien en su primer mandato a cargo del Merengue contrató a seis técnicos en seis años, lo que muestra el desinterés por un proyecto a largo plazo.

                Los cambios que producía la llegada de Segovia eran muy importantes y modificaba radicalmente el proyecto que Bielsa tenía en mente para Chile. Ante la discrepancia entre ambos, el entrenador decidió dejar el cargo y el país trasandino desechó la oportunidad de poder continuar con un proyecto serio. Chile tenia la posibilidad de superar las hazañas obtenidas a lo largo de su historia, dirigido por un entrenador que revolucionó al fútbol chileno prevaleciendo el trabajo, el respeto y los principios.

                Futbolistas e hinchas, quienes colmaron los sitios de Internet repudiando la acción de la ANFP, son conscientes de la enorme pérdida que produce esto, pero sin embargo, no se prevé cambios. Lo único que puede hacer que Bielsa cambie de opinión es que Mayne Nicholls regrese como presidente, algo muy difícil que suceda.  Una vez más el fútbol muestra su peor cara y deja en claro que dicho deporte, para algunos, es meramente un negocio.